Tudor, relojes suizos de máxima fiabilidad 

Tudor es una firma relojera que tuvo su origen en 1946 cuando Hans Wilsdorf, fundador de Rolex, decidió crear una marca para fabricar relojes a un precio más asequible que los de Rolex, pero manteniendo unos niveles de calidad muy altos. No obstante, la marca Tudor había sido registrada por el propio Wilsdorf para la empresa suiza Veuve de Philippe Hüther en 1926, aunque diez años después la compró personalmente y otros diez años después nació Tudor.


Wilsdorf, que ya era una autoridad en el mundo de la alta relojería por su labor al frente de Rolex, fue un auténtico visionario ya que la decisión de crear Tudor era una manera ideal de optimizar recursos, algo habitual en la actualidad pero totalmente desconocida en los años cuarenta. Además, el público recibió con entusiasmo la idea de poder comprar relojes cuyo diseño, técnica, garantía y distribución estaban avalados por la marca Rolex.


Entre los años 1947 y 1952 Tudor trabajó en el desarrollo y lanzamiento del Oyster, el primer modelo de la marca, al que seguiría la colección Oyster Prince, un ejemplo de precisión, estilo y calidad. En la década de los cincuenta comenzó a publicitarse la marca, cuyo símbolo en estos primeros años era una rosa, como el de la dinastía que reinó en Inglaterra durante siglos y en la que se basó Wilsdorf para nombrar a su nueva firma. Tudor no se mantuvo al margen de los avances técnicos desarrollados en los años siguientes, como el movimiento automático y la hermeticidad de la caja que convirtieron sus modelos en relojes muy deseados.


El modelo Oyster Prince marcó el despegue de Tudor, no solo por la campaña publicitaria, sino especialmente por la calidad del reloj, que era resistente, fiable y preciso, características imprescindibles para que ser llevados en condiciones extremas, como lo de muestra que la Royal Navy los utilizó en la expedición científica a Groenlandia en 1952.


En la década de los sesenta Tudor inició un proyecto para fabricar un reloj profesional subacuático que pudiera ser utilizado por las fuerzas armadas. Así nació en 1964 el Tudor Prince Submariner, que formó parte de la equipación de la Marina de los Estados Unidos hasta 1966, y en 1970 llegó el Tudor Marine Nationale, creado para la Marina Francesa y que fue llevado por sus marineros hasta 1984. En estos años Tudor se especializa en la producción de relojes especialmente preparados para el submarinismo o para profesiones o deportes de riesgo. Así nacen modelos como el cronógrafo Oysterdate, que se distinguía por su estilo y tecnología.


En el año 2009, en el que Tudor inició una renovación de la marca, llega la colección Grantour, una apuesta por la elegancia y el diseño, y en 2013 llega el Fastrider Black Shiel, el primer modelo con caja monobloque de cerámica en megro mate. Se trata de un reloj imposible de rayar gracias al material utilizado en su fabricación. Todo la caja de produce en una única pieza en cerámica inyectada, lo que garantiza una resistencia y fiabilidad máxima, tanto de la caja como del bisel.

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