La historia de Cartier, una de las firmas más afamadas en el mundo de la joyería, comienza en 1847 cuando Louis-François Cartier se pone al frente del taller de su maestro joyero. Rápidamente, Cartier se convierte en uno de los joyeros más famosos de Francia y en apenas nueve años ya vende alguno de sus diseños a la sobrina de Napoléón y a partir de ese momento a numerosos miembros de la nobleza francesa. En 1874 Alfred, hijo del fundador de la firma, se pone al frente de la misma, pero no sería hasta la irrupción de la tercera generación cuando Cartier da un salto cuantitativo hasta convertir la marca en una referencia mundial en el mundo de la joyería.
En 1900 Cartier lanza joyas de inspiración neoclásica con diamantes engarzados en platino que desatan la locura entre la realeza y la aristocracia de todo el mundo. Dos años después Pierre, uno de los hijos de Alfred, abre una tienda en Londres y Cartier se convierte en proveedor oficial de las casas reales de Inglaterra, España, Rusia y Portugal. En 1909 Cartier abre tienda en Nueva York y patenta el cierre desplegable para reloj-brazalete, que aún hoy está en uso.
La venta del diamante azul ‘Hope’ a un clienta norteamericana en 1910 dispara aún más el prestigio de Cartier, que comienza a expandirse por Extremo Oriente y crea dos talleres de relojería en Nueva York, donde ya han abierto tienda en la Quinta Avenida. La firma no deja de innovar y diseña relojes y joyas que pasarán a la historia, como el triple brazalete, el reloj Tank, Jean Touissant es nombrada directora de Alta Joyería Cartier en 1933.
Cartier celebra su centenario vendiéndoles a los duques de Windsor un broche formado por una pantera en platino con un zafiro de Cachemira de 152 quilates. La firma francesa realiza modelos increíbles para la familia real británica, o una espada de académico para Jean Cocteau, el anillo de compromiso de Grace Kelly, que incorpora un diamante de talla esmeralda de doce quilates, o el diamante Taylor-Burton, una magnífica piedra de 69 quilates que el actor regaló a la actriz.
En 1972 un grupo de inversores compra Cartier París, aunque la marca mantiene su estatus de exclusividad y lujo, con tiendas en Munich, Hong-Kong, Montecarlo…, y empieza a lanzar otros productos con su marca, como carteras, fulares, bolígrafos, perfumes, gafas, artículos de porcelana, cristalería y objetos de plata…
Cartier es una de las firmas que crea en 1991 el Comité de Alta Relojería, que pondrá en marcha el Salón Internacional de Alta Relojería de Ginebra. En la actualidad, Cartier es una de las firmas más exclusivas del mundo en joyería y relojería, aunque los modelos actuales han evolucionado de manera notable con respecto a los ostentosos diseños del siglo XX.