Lacoste es una de las marcas de ropa deportiva más importante del mundo. Su estrecha relación con el deporte está en su propio origen: fue fundada en el año 1933 por el tenista francés René Lacoste, vencedor de la Copa Davis con el equipo francés. La popularidad alcanzada por Lacoste en el mundo del tenis le facilitó el camino para poner en marcha su empresa.
¿Qué fue lo que llevó a René Lacoste a crear una firma de ropa deportiva? Pues su deseo de ofrecer a los tenistas una prenda que les permitiera moverse con libertad y comodidad sobre las pistas. La inspiración le llegó analizando la indumentaria de un jugador del polo: Lord Cholmondeley. Lacoste creó una camisa con cuellos abotonado y mangas cortas, lo que ahorraba a los jugadores tener que remangarse las camisas que utilizaban.
René Lacoste puso la idea y el experto en punto André Gillier se encargó de perfeccionar el diseño de las primeras camisetas de Lacoste, que recibieron el nombre del deporte que practicaba el inspirador: polo. Lacoste y Gillier crearon el famoso algodón de piqué, un tejido ligero, resistente y transpirable que permitía respirar al cuerpo gracias a su revolucionaria técnica de hilado y punto. El propio René Lacoste se encargó de probar los primeros modelos para incorporar las mejoras necesarias. En 1933 estaba listo el polo y también el mítico logo de la marca: un cocodrilo. ¿Y porqué un cocodrilo? Pues porque René Lacoste era conocido con el apodo de 'Crocodile' después de que en 1921 se apostara una bolsa hecha con piel de cocodrilo. No la ganó, pero más tarde se hizo bordar un cocodrilo en la solapa de la chaqueta con la que jugaba -por aquel entonces era infrecuente ver jugar a los tenistas en pantalón y camiseta corta- y cuando puso en marcha su empresa lo tuvo claro: la insignia sería un cocodrilo verde con el hocico rojo abierto.
Lacoste introdujo la comodidad y la elegancia en el tenis, pero con el paso de los años el polo Lacoste se convertiría en una prenda imprescindible en el día a día por su practicidad y por su elegancia. Diez años después de crear Lacoste, el fundador fue sustituido al frente de la compañía por su hijo Bernard, quien dirigió la firma hasta el año 2006.
El sucesor fue capaz de impulsar el polo como un estilo gracias a la evolución del diseño, aunque manteniendo siempre el principio básico de su creador, y a la utilización de una amplísima gana de colores. “En 1951, la primera gama de colores del polo de algodón Lacoste impregnó al polo clásico de un optimismo intenso que se ajusta a su estilo elegante y relajado. Hoy, el polo Lacoste está disponible en 40 tonos distintos”.
En el año 2005 Lacoste vendía más de 50 millones de prendas en más de un centenar de países. Todo ello consolidándose como una marca directamente vinculado al mundo del lujo por la calidad de sus tejidos -cada polo es confeccionado a mano por 27 personas distintas- y por el uso de campañas como 'Unconventional Chic', con las que la firma busca nuevos clientes más jóvenes.
En la actualidad, Lacoste ha culminado una transformación que le ha llevado a integrarse en el holding suizo Maus Frères, un gigante que factura 6.400 millones de euros y emplea a 22.000 personas. Michel Lacoste, otro de los hijos del fundador de la marca, vendió sus acciones por el enfrentamiento que ha mantenido con su hija Sophie, presidenta de Lacoste. El español José Luis Durán es el consejero delegado de la firma, que ha confiado la dirección creativa al portugués Felipe Oliveira Baptista.
A nivel comercial, Lacoste es una firma que, lógicamente, no sólo fabrica polos. En el catálogo de la firma francesa podemos encontrar todo tipo de prendas, tanto para hombre como para mujer: camisas, jerseys, pantalones, faldas, ropa interior, ropa de abrigo, zapatos, bolsos, sudaderas, gafas de sol, cinturones y fragancias. La marca ha recuperado la licencia de producción de bolsos y marroquinería, en manos de Samsonite hasta 2011, y ha renunciado a la línea de joyería y bisutería.